lunes, 15 de septiembre de 2025

INICIARON LABORES DE LIMPIEZA EN EL HUMEDAL PLATANARES

 ESTE SITIO ALBERGA GRAN DIVERSIDAD DE ESPECIES DE AVES


La CVC, en colaboración con la comunidad, Asocaña y otros aliados estratégicos, emprendió un trabajo de recuperación de este ecosistema ubicado en el municipio de Yumbo, con el cual no solo se pretende su protección, sino también acciones de educación ambiental y empoderamiento comunitario.

El humedal Platanares se ha transformado en un verdadero atractivo natural para los amantes de las aves en los últimos años. Ubicado en la margen izquierda del río Cauca, a la altura de la vereda del mismo nombre en el corregimiento de Mulaló, este lugar alberga una importante diversidad de especies de aves. 

 “En este humedal, que se extiende por 13 hectáreas, se pueden encontrar especies de árboles como guásimos y chiminangos, así como juncos y arbustos. Además, alberga cerca de 180 especies de aves, tanto nativas como migratorias, lo que lo convierte en un lugar lleno de vida. Por eso, desde la CVC, lo hemos priorizado para su cuidado y mantenimiento”, afirmó Adriana Ramírez, directora de Gestión Ambiental de la CVC.

En este contexto, la CVC inició un proceso de recuperación del humedal que incluye limpieza manual y mecánica para extraer el buchón de agua que afecta su ecosistema y recuperar su espejo de agua en un área específica. 

Este trabajo ha contado con el apoyo decidido de la comunidad y de organizaciones como Asocaña y sus ingenios asociados: Mayagüez, Providencia y Manuelita, la Secretaría de Ambiente y la gestora social del municipio de Yumbo, Zuleyma Valencia.

“Este trabajo que se está realizando es magnífico. En la comunidad siempre hemos buscado cuidar el humedal, y estamos agradecidos con las entidades que están llevando a cabo esta actividad, no solo porque favorece el ecosistema, sino también, porque impacta positivamente nuestra economía local”, expresó Alba Nelly Bedoya, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Platanares.

 Entre las actividades proyectadas, se realizarán talleres de compostaje para la comunidad, que permitirán utilizar el abono resultante en futuras jornadas de embellecimiento. Asimismo, se implementará un aislamiento para proteger y delimitar el humedal de perturbaciones externas, asegurando así su preservación a largo plazo.

“Este ecosistema es estratégico para el municipio de Yumbo, por lo que es fundamental mantener los procesos de conservación y restauración. Además de unirnos con la comunidad para que se empoderen de este lugar y contribuyan a su protección”, recalcó la funcionaria de la CVC. 






viernes, 12 de septiembre de 2025

Descubren en los Farallones de Cali una nueva especie de bromelia ya en peligro crítico

 En lo alto del Parque Nacional Natural Farallones de Cali, a 3.500 msnm, científicos colombianos descubrieron una nueva especie de bromelia que ya nace amenazada. Se trata de Puya farallonensis, una planta de flores blancas a amarillas que habita en un solo parche de páramo, y que se propone catalogarla “en peligro crítico” por la minería ilegal en la zona.

El descubrimiento ocurrió en el Alto del Buey, un sector de páramo dentro del Parque, la mayor área protegida del Valle del Cauca, que se extiende desde selvas húmedas a nivel del mar hasta ecosistemas de páramo por encima de los 4.000 msnm, y que por su aislamiento se ha catalogado como una provincia biogeográfica única, hogar de especies exclusivas de la cordillera Occidental.

Los hallazgos se describieron recientemente en la revista científica Nordic Journal of Botany, lo que oficializa a P. farallonensis como una nueva especie para la ciencia. Esta no solo amplía el inventario de la biodiversidad colombiana, sino que además sostiene a animales emblemáticos como el oso andino, que encuentra en estas plantas parte fundamental de su alimento. Además, las puyas funcionan como “especies sombrilla”, alrededor de las cuales prospera gran parte de la biodiversidad del páramo.

El botánico Julio Betancur, profesor del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), señala que su objetivo inicial era comprobar si Puya occidentalis aún se encontraba en los Farallones de Cali, pues se registró en la década de 1940 a partir de colectas incompletas. Aprovechando una expedición del programa Colombia Bio, subió hasta el Alto del Buey, pero lo que halló no coincidía con aquella descripción.

El descubrimiento de la nueva bromelia confirma que incluso en territorios relativamente explorados, como los páramos de los Farallones de Cali, aún hay sorpresas por revelar. “Esto incrementa el acervo natural de los páramos, que son fundamentales tanto para el agua que consumimos en las ciudades como para la vida de especies como el oso andino”, destaca.

El hallazgo es al mismo tiempo una celebración de la riqueza biológica del país y una advertencia: conservar los páramos significa proteger la vida misma.

“Fui a buscar la P. occidentalis y me encontré con otra especie nueva para la ciencia; fue un hallazgo inesperado”, relata el biólogo. Con años de experiencia en el estudio del género Puya, supo de inmediato que estaba frente a una bromelia inédita.

Más tarde confirmaría que un fragmento recolectado en los años 40, atribuido erróneamente a P. occidentalis, realmente correspondía a la nueva P. farallonensis, lo que cerró un capítulo pendiente en la historia botánica de la cordillera Occidental.

La nueva especie, bautizada como P. farallonensis, se distingue por su porte más pequeño, sus racimos florales reducidos, y sobre todo por el inusual color de sus pétalos, que van del blanco al amarillo. “En Colombia, apenas dos especies de Puya presentan flores claras: P. ocroleuca y esta nueva, lo que resalta su rareza frente a los tonos azulados y verdosos que predominan en el género”, anota el investigador de la UNAL.

Hasta ahora la nueva especie de bromelia solo se ha encontrado en una población localizada en el Alto del Buey, dentro del Parque Nacional Natural Farallones de Cali. Su distribución extremadamente restringida la hace especialmente vulnerable. “Cuando decimos que solo se  conoce una población, no es que exista un único individuo, sino que solo está presente en esa área puntual del páramo”, aclara.

El proceso de confirmación no es inmediato. Tras la colecta en campo, las plantas son preservadas y estudiadas en detalle: desde la longitud de cada hoja y espina hasta el tamaño de sus pétalos y sépalos. “Es un trabajo similar a una disección médica: se examina cada parte con estereoscopios y se comparan con especímenes depositados en herbarios de Colombia y del mundo”, menciona el experto.

Además, la descripción debe cumplir con reglas internacionales de taxonomía: un nombre en latín, un ejemplar tipo depositado en un herbario de referencia, y una diagnosis que permita diferenciarla de especies similares.

De hallazgo científico a llamado de alerta

Aunque la especie habita en un área protegida, su supervivencia está en riesgo. La minería ilegal de oro ha degradado suelos y puesto en peligro la viabilidad de este frágil ecosistema. De hecho, durante la expedición, guardaparques y soldados de un batallón de alta montaña acompañaron a los investigadores por seguridad, debido a las amenazas en la zona.

Por estas razones, los autores del estudio recomendaron que la especie sea clasificada como “en peligro crítico” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), autoridad mundial encargada de evaluar el estado de conservación de las especies. La Lista es el referente internacional más utilizado para determinar si una planta o animal está en peligro, vulnerable, o en riesgo de extinción.

“La mejor medida es simple: dejar el páramo en paz, desocuparlo y que allí no haya minería ilegal”, recomienda el científico, al advertir que en ecosistemas tan frágiles cualquier actividad humana —desde la ganadería hasta los cultivos— compromete la supervivencia de sus especies. En el caso de los Farallones de Cali, la minería es el principal riesgo, y frenarla resulta urgente para garantizar la viabilidad de P. farallonensis y de todo el ecosistema que la rodea.

El descubrimiento de la nueva bromelia confirma que incluso en territorios relativamente explorados, como los páramos de los Farallones de Cali, aún hay sorpresas por revelar. “Esto incrementa el acervo natural de los páramos, que son fundamentales tanto para el agua que consumimos en las ciudades como para la vida de especies como el oso andino”, destaca.

El hallazgo es al mismo tiempo una celebración de la riqueza biológica del país y una advertencia: conservar los páramos significa proteger la vida misma.








miércoles, 10 de septiembre de 2025

LA CVC HACE UN LLAMADO A LA PROTECCIÓN DEL JAGUAR EN EL PACÍFICO VALLECAUCANO

 “PROTEGER AL JAGUAR ES PROTEGER LA VIDA”: DIRECTOR DE LA CVC RESPONDE ANTE VIDEO EN BUENAVENTURA

Desde  la Corporación se rechazó las amenazas contra un jaguar avistado en la zona de Aguadulce e invitó a la comunidad a valorar este símbolo de recuperación de los ecosistemas del Valle del Cauca. La entidad ya adelanta presencia en el territorio y advierte que cualquier intento de daño a la fauna silvestre tendrá consecuencias.

Tras la circulación de un video en el que un ciudadano amenaza con atentar contra un jaguar en el Pacífico vallecaucano, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, reaccionó de manera inmediata con un fuerte llamado a la protección de la fauna silvestre. El director general de la entidad, Marco Antonio Suárez Gutiérrez, expresó su preocupación y rechazó categóricamente las expresiones de violencia contra esta especie emblemática.

“Nosotros somos unos privilegiados en el Valle del Cauca: tenemos los seis felinos que hay en nuestro país y uno de ellos, el más imponente y grande, es el jaguar. Su presencia significa que nuestros ecosistemas se están recuperando”, destacó Suárez Gutiérrez, subrayando la importancia de conservar un animal que representa la salud y el equilibrio de los bosques tropicales.

 El jaguar, considerado el felino más grande e imponente de América, es además un indicador de equilibrio ambiental y un patrimonio vivo del departamento. Para la Corporación, lejos de representar una amenaza, su avistamiento debe asumirse como una oportunidad para reforzar la conciencia ciudadana y valorar la riqueza natural que todavía habita en el territorio.

 El Director anunció que funcionarios se desplazarán a la zona para dialogar con la comunidad y brindar acompañamiento, con el fin de fortalecer la educación ambiental y generar confianza en torno a la presencia de grandes felinos. “Invitamos a la persona que grabó este video a que se acerque a la Corporación, a que hable con nosotros y nos ayude a protegerlo, porque la defensa de la fauna no es solo tarea de la CVC, sino de todos los vallecaucanos”, insistió Suárez.

 También, fue enfático en advertir sobre las consecuencias legales de atentar contra la fauna silvestre. “Cualquier intento de afectación a un animal de estos tiene por supuesto una condena. Si alguna persona atenta contra un felino como este, inmediatamente interpondremos las acciones penales correspondientes, porque no vamos a permitir que se atente contra nuestra fauna”, advirtió.

Con este pronunciamiento, la Corporación reafirma su compromiso con la defensa de la vida silvestre, el respeto por la biodiversidad y la educación comunitaria como pilares fundamentales para garantizar la convivencia armónica entre las comunidades y la riqueza natural del Valle del Cauca.


lunes, 8 de septiembre de 2025

Tumaco será sede del XI Congreso Internacional en Desarrollo Humano y Rural Sustentable

 La degradación ambiental, la presión sobre la biodiversidad y la urgencia de modelos económicos sostenibles son desafíos que marcan la agenda del XI Congreso Internacional en Desarrollo Humano y Rural Sustentable, que se realizará del 26 al 28 de noviembre en Tumaco (Nariño). Este encuentro reunirá a expertos nacionales e internacionales para debatir soluciones frente a problemas que afectan por igual a la Amazonia, el Caribe, la Orinoquia y el Pacífico colombiano.

Organizado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, el Congreso busca poner sobre la mesa temas cruciales como la bioprospección, entendida como la búsqueda de compuestos útiles en plantas, animales o microorganismos para aplicaciones en salud, agricultura o industria; la bioculturalidad, que alude a la relación entre la diversidad natural y los saberes y prácticas culturales de las comunidades; y las economías rurales diversas y el impacto de especies invasoras. La idea es articular el conocimiento científico con el saber local y generar propuestas concretas para el desarrollo sostenible de las regiones.

Desde 2014, la Dirección Nacional de Investigación y Extensión de la UNAL impulsa la estrategia “Fomento a una cultura de la innovación” a través de los Nodos regionales, concebidos como puntos neurálgicos para dinamizar proyectos académicos, de investigación y extensión en los territorios.

Gracias a esta iniciativa, las Sedes de Presencia Nacional –Amazonia, Caribe, Orinoquia y Tumaco– han fortalecido procesos de identidad territorial y desarrollo local, consolidándose como plataforma para conectar a la comunidad científica con los sectores productivos en torno a la agroindustria y la sostenibilidad.

En ese sentido, las 10 ediciones anteriores del Congreso han servido como plataforma para conectar a investigadores y productores rurales en torno a la agroindustria y la sostenibilidad.

El profesor Roberto Andrés Bernal Correa, director del Instituto de Estudios de la Orinoquia, señala que “el propósito del Congreso en su XI edición es claro: articular el conocimiento local y científico, identificar oportunidades de colaboración y proyectar líneas de trabajo comunes frente a los desafíos ambientales, sociales y culturales que enfrentan las regiones”.


El Congreso se estructurará en 4 líneas temáticas que reflejan los principales retos regionales: en la Amazonia se analizarán los impactos de las especies invasoras y las alternativas para mitigar sus efectos ecológicos, económicos y en la salud pública.

En el Caribe se abordará la bioculturalidad y la sostenibilidad en las zonas costeras e insulares, con énfasis en la histórica relación entre comunidades y ecosistemas marino-costeros.

Con respecto al Pacífico, con Sede en Tumaco se estudiarán las economías diversas y la biodiversidad como pilares de modelos productivos responsables.

Y en la Orinoquia se presentarán avances en bioprospección y biodiversidad, destacando el potencial de las especies endémicas para el desarrollo de nuevos compuestos biológicos.

En formato híbrido, el XI Congreso Internacional en Desarrollo Humano y Rural Sustentable reunirá a expertos nacionales e internacionales en conferencias, paneles y presentaciones de investigación. Además de fortalecer los lazos entre instituciones académicas, gobiernos, organizaciones y comunidades locales, el evento promete consolidarse como un espacio de diálogo para promover la sostenibilidad, la innovación y la colaboración en el desarrollo integral de las regiones.





viernes, 5 de septiembre de 2025

¿Bagres disfrazados? Descubren mimetismo tóxico en los ríos de Colombia

 En los ríos del Orinoco y del Amazonas, y en afluentes como el Meta y el Guaviare, pequeños bagres se “disfrazan” para sobrevivir. Las llamadas corredoras o coridoras imitan los colores de sus parientes venenosos, lo que les permite engañar a depredadores como peces más grandes, aves y reptiles. Es la primera evidencia detallada en Colombia de un sistema de mimetismo tóxico en peces de agua dulce, un fenómeno conocido sobre todo en mariposas y serpientes que ahora sorprende bajo el agua.

El mimetismo es un truco evolutivo que se ha ido perfeccionado durante millones de años. Se trata de una estrategia mediante la que una especie imita la apariencia de otra para obtener ventajas, es decir para parecer más peligrosa de lo que realmente es y reforzar un mensaje de advertencia que los depredadores aprenden a respetar.

Por ejemplo en tierra firme las mariposas tropicales comparten las mismas alas coloridas, o las serpientes falsas corales copian los anillos rojos y negros de las verdaderas, que sí son venenosas. Sin embargo, bajo el agua este fenómeno ha sido mucho menos estudiado, y por eso el hallazgo en los bagres resulta tan sorprendente.

Las corredoras son peces pequeños, de apenas unos centímetros, que habitan el fondo del río en grupos numerosos. Su nombre viene de la forma en que se desplazan, recorriendo el lecho arenoso en busca de alimento —principalmente algas— como diminutas patrullas acuáticas. A simple vista son tranquilas y conocidas en el mundo de los acuarios por su resistencia y belleza. Pero detrás de sus manchas y líneas oscuras se esconde un sistema de engaños bien planeado.

El investigador Camilo Jiménez Vergara, biólogo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que “algunas corredoras han desarrollado verdaderas armas químicas, glándulas de veneno asociadas con las espinas de sus aletas pectorales; cuando un depredador intenta tragarlas, el pinchazo libera toxinas que causan dolor intenso e incluso lesiones en la boca del atacante. Para un pez más grande, como un pavón o un bagre cazador, ese primer contacto se convierte en una advertencia inolvidable: mejor no volver a morder a un pez con ese aspecto”.

Y aquí entra en juego el mimetismo. Las corredoras que no poseen veneno adoptan los mismos colores y patrones de las venenosas, mezclándose en el cardumen con sus primas tóxicas. Incapaz de distinguir cuál es peligrosa y cuál no, el depredador termina evitando a todas por igual.

La defensa está en los colores y en la química

El biólogo Jiménez encontró que en un mismo grupo pueden coexistir dos tipos de estrategias: el mimetismo batesiano, que se da cuando los peces inofensivos imitan a los venenosos, y el mimetismo mülleriano, cuando varias especies con toxinas reales comparten el mismo patrón de coloración y refuerzan la señal de advertencia. Es poco común que ambos fenómenos coincidan en los mismos cardúmenes de bagres.

Además, las corredoras cuentan con una glándula axilar en la base de la espina pectoral, que en situaciones de estrés libera una sustancia blanquecina al agua; no es un veneno inyectado sino una nube química que puede disuadir a los depredadores o actuar como protección antimicrobiana.

Para llegar a estas conclusiones, el investigador combinó observación en campo con análisis de laboratorio. Estudió más de 60 peces recolectados en los ríos Meta y Guaviare, además de ejemplares de colecciones y acuarios de Bogotá. Con técnicas de microscopía, histología y bioquímica caracterizó las glándulas y sus secreciones. En colaboración con el Laboratorio de Técnicas Analíticas Avanzadas en Productos Naturales de la Universidad de los Andes, aplicó cromatografía y espectrometría de masas para identificar un complejo abanico de proteínas y metabolitos.

El hallazgo también tiene una dimensión ecológica más amplia: estos peces rara vez nadan solos, forman cardúmenes en los que conviven varias especies a la vez, todas con patrones de color similares. Para un depredador la escena es desconcertante: un grupo de decenas de peces casi idénticos, algunos venenosos, otros no, pero imposibles de distinguir entre sí. El cardumen se convierte así en una estrategia colectiva de supervivencia, una especie de pacto visual en el que cada pez contribuye a reforzar la ilusión.

Evolutivamente este hallazgo muestra cómo la presión de los depredadores ha moldeado tanto la química como la apariencia de los bagres, generando una sofisticada red de engaños. Y en términos de conservación, subraya la riqueza única de la biodiversidad colombiana, pues entender estos mecanismos ayuda a dimensionar la complejidad de los ecosistemas acuáticos del país.

“Estos bagres no se usan para consumo sino especialmente como ornamento de acuarios, por eso los pescadores los venden para ese fin, o como un recurso para exportar. Aunque otros autores habían descrito antes la existencia de glándulas toxicas y estrategias de mimetismo, hasta ahora no se había proporcionado evidencia histológica de la glándula de veneno”, indica el biólogo Jiménez.

Que unos peces de apenas unos centímetros hayan desarrollado estrategias tan elaboradas para sobrevivir es un recordatorio del ingenio de la evolución y del valor de explorar lo que esconden los ríos sudamericanos.

El trabajo del magíster Vergara contó con la dirección y el apoyo de los profesores Mario Armando Monroy y Andrea Tonolli, de la Facultad de Biología de la UNAL.






jueves, 4 de septiembre de 2025

Con inteligencia artificial y drones detectan altos niveles de contaminación en la laguna de La Herrera

 Un sistema que combina drones y algoritmos de inteligencia artificial (IA) detectó altos niveles de contaminación en la laguna La Herrera (Mosquera) por la actividad minera (arcilla para construcción), y buena salud en la de Ubaque. La innovación abre la puerta a monitoreos más ágiles y precisos que complementan los análisis de laboratorio.

El modelo reconoce en segundos y con una precisión de entre el 75 y 90 % el estado del agua, gracias a cientos de imágenes tomadas por el dron —a alturas de 90 a 200 m— que permiten mapear por completo las dos lagunas. Con ayuda de algoritmos de IA se determinan parámetros como turbidez, nitratos y fosfatos, factores decisivos para establecer si un cuerpo de agua está contaminado o no.

Esa lectura desde el aire fue posible gracias a la investigación de Diego Joaquín Rugeles Martínez, magíster en Geomática de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien diseñó una metodología para evaluar la calidad del agua en cuerpos lénticos, como se les llama a las lagunas porque no presentan corrientes rápidas como los ríos.

Su trabajo responde a un problema frecuente en Colombia y en el mundo: cómo monitorear de manera rápida y económica los lagos y lagunas que abastecen a comunidades enteras, sostienen la biodiversidad y cumplen funciones esenciales en el equilibrio ecológico.

Hasta ahora la medición de la calidad del agua dependía de las muestras tomadas en puntos específicos y analizadas en laboratorio. Aunque el método es preciso resulta lento, costoso y limitado, pues no siempre refleja lo que ocurre en toda la laguna. La propuesta del investigador Rugeles supera esa barrera con drones equipados con cámaras que captan longitudes de onda invisibles al ojo humano y permiten estimar la concentración de contaminantes.

“Una sola prueba para medir la acidez del agua puede costar hasta 80.000 pesos; si se multiplica por los puntos de muestreo y se añaden otros parámetros el valor se dispara. Además los resultados pueden tardar entre 24 horas y 15 días según el lugar, lo que dificulta conocer la calidad real del agua en el momento de la medición”, explica el experto de la UNAL.

Tres parámetros que revelan la salud del agua

El estudio se enfocó en tres parámetros cruciales para determinar si el agua está contaminada o no: la turbidez (qué tan clara o turbia está el agua), los nitratos (asociados con el uso de fertilizantes y desechos orgánicos) y los fosfatos (nutrientes que, en exceso, disparan la proliferación de algas).

Además, en las lagunas seleccionadas se recolectaron 30 muestras de agua que se analizaron en laboratorio, lo que permitió entrenar y validar los modelos de predicción, es decir, mostrarle los  datos a un algoritmo de IA que aprende a identificar lo que es buena o mala calidad del agua según estos parámetros.

Para el procesamiento el investigador aplicó tres algoritmos de aprendizaje automático diseñados en el lenguaje de programación Python, todos implementados para encontrar relaciones ocultas entre las imágenes y los valores químicos. El algoritmo GBR (Gradient Boosting Regressor) fue el que mostró mejores resultados, con predicciones más estables y precisas.

Las imágenes mostraron que la laguna La Herrera registra niveles muy altos de turbidez y nutrientes, una evidencia de su deterioro por la escorrentía de las minas a cielo abierto dedicadas a materiales de construcción. Estos hallazgos coinciden con reportes previos de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca y la Alcaldía de Mosquera. En contraste, la laguna de Ubaque, sometida a procesos de restauración y bajo protección ambiental, conserva valores bajos y un estado cercano al natural.

La turbidez permite determinar qué tantas partículas distintas a las de agua hay en la laguna, para el caso de la Herrera había cerca de 700 NTU (unidades nefelométricas de turbidez), mientras que en Ubaque el valor era de solo 3 NTU. Por otro lado los nitratos, que en valores altos significan un ambiente ideal para bacterias como Eschericia coli y para otros parásitos y ambientes patógenos, en el caso de La Herrera llegaba a 70 miligramos por litro de agua (mg/L), mientras que en Ubaque solo a 6 mg/L.

El dron no “ve” el agua como nosotros, sino que registra la luz que esta refleja en distintos colores, incluso en rangos invisibles al ojo humano. Cuando hay turbidez o exceso de nutrientes como nitratos y fosfatos, la forma en que el agua refleja la luz cambia: se vuelve más brillante en ciertas longitudes de onda y más opaca en otras. Esas variaciones, imperceptibles para nosotros, quedan registradas en imágenes multiespectrales que, con ayuda de algoritmos de IA, se traducen en valores concretos de turbidez y concentración de nutrientes.

Un diagnóstico ambiental rápido y confiable

El hallazgo más importante no se limita a esas dos lagunas. La investigación demostró que la calidad del agua se puede “leer” desde el aire, con una tecnología que ahorra tiempo y dinero frente a los métodos convencionales, y que además permite generar mapas completos de contaminación, no solo datos aislados de algunos puntos.

En total se tomaron más de 800 imágenes con el dron en casi 10 vuelos que cubrieron toda la extensión de las lagunas. Esto es innovador, pues hasta el momento en el país no se había implementado un modelo de este estilo para medir la calidad del agua.

El investigador Rugeles explica que “la utilidad práctica es enorme, de hecho ya se está aplicando en tiempo real en el humedal Córdoba, al noroccidente de Bogotá, en la localidad de Suba, en un proyecto denominado “Sistema de monitoreo de calidad del agua para humedales de Bogotá a partir de inteligencia artificial”.

Con este avance, la UNAL les entrega a las entidades encargadas de proteger estas lagunas la posibilidad de monitorear las aguas de manera novedosa y precisa, pues el algoritmo tiene un 90 % de precisión, lo cual lo hace fiable y complementario a las pruebas de laboratorio.

La investigación muestra que el método es crucial para enfrentar la eutrofización, un fenómeno que afecta a la mayoría de las lagunas y ríos en Colombia y que ocurre cuando el exceso de nutrientes genera proliferación de algas, pérdida de oxígeno y muerte de peces y otros organismos, produciendo un desequilibrio en el ecosistema.

“La contaminación de la laguna de La Herrera restringe el uso que los habitantes del municipio les podrían darl a sus aguas, las cuales se podrían utilizar para actividades agrícolas o como agua potable. Por ello urgen medidas que recuperen este importante afluente, que se ve contaminado por los sedimentos que llegan desde el río Bojacá”, afirma el magíster.

Los drones, asociados hasta hace poco especialmente con la fotografía aérea o la agricultura de precisión, ahora se consolidan como aliados de la salud pública y de la conservación, capaces de convertir un simple vuelo en un diagnóstico de los ecosistemas acuáticos.






miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL CANTO DE LAS AVES DESPIERTA LA CONCIENCIA DE NIÑOS Y JÓVENES EXPLORADORES EN BUGA

 LA CVC LOS INSPIRA A CUIDAR LA BIODIVERSIDAD

Una actividad de observación fomentó el respeto y el amor por el territorio. Guiados por la CVC, vivieron una experiencia educativa y ambiental transformadora, donde avistaron más de 10 especies de aves.

Con binoculares al cuello y libretas en mano, un grupo de pequeños exploradores se internó en el corazón verde de la vereda Alaska, en Buga. Son los integrantes del club de observadores de aves Las Aves de mi Vereda, pertenecientes a la sede educativa Agropecuaria Alaska, quienes vivieron una experiencia mágica con un recorrido de avistamiento en el sendero hacia la cascada La Milagrosa, uno de los tesoros naturales más emblemáticos de la zona.

Con cada paso, estos pequeños guardianes de las aves se sumergieron en el mágico mundo del avistamiento, donde aprendieron a identificar especies, registrar comportamientos y, sobre todo, a observar con respeto y admiración. 

 “Vi un ave con pico largo y plumas amarillas, nunca la había visto tan cerca. Fue como encontrar un tesoro entre los árboles”, contó, emocionado, Samuel, de 11 años. A su lado, Valeria, de 10, apuntaba en su cuaderno: “Cada canto me hacía sentir como si el bosque nos hablara…aprendí que las aves también tienen su lenguaje”.

Durante la jornada, Jenny Marcela Sepúlveda, funcionaria de la CVC, acompañó al grupo y destacó el valor de estas actividades como herramientas clave de educación ambiental. “Avistamos alrededor de 12 especies de aves. Lo que estamos haciendo aquí va más allá del avistamiento, estamos sembrando amor por el territorio, respeto por la biodiversidad y una conciencia ambiental que los niños y niñas llevarán consigo toda la vida”, afirmó con orgullo.

La jornada fue mucho más que un paseo, fue una lección viva de educación ambiental que guio a estos pequeños guardianes por un sendero de aprendizaje, conexión y respeto por la naturaleza. Esta iniciativa, impulsada desde el corazón mismo del territorio, cultiva amor por el entorno, fortalece el sentido de pertenencia y despierta una conciencia ambiental que, sin duda, volará alto. 

 Es importante recordar que la CVC entregó binoculares y guías al grupo ecológico, como un impulso y parte del fortalecimiento al Proyecto Ambiental Escolar (PRAE). Esta dotación busca potenciar el trabajo de estudiantes de primaria y bachillerato en el reconocimiento y protección de la biodiversidad local.

Este tipo de experiencias indican que la educación ambiental no necesita un aula tradicional para ser transformadora. En cada caminata, en cada ave descubierta y en cada sonrisa curiosa, nace una nueva generación más consciente, más conectada con su territorio y comprometida con la protección de la vida que habita en él.